Cuarta parte
Capitulo XIX
Dramatis Personae: Peter "Pater" Hail, el brazo armado de Dios y especialista en combatir el mal allí donde la fe no basta. De superhéroe a agente del vaticano que se encarga de monstruos, demonios, posesiones y como no... Vampiros.
Hay veces que me cuestiono a mi mismo el que soy y porque hago lo que hago. Me hice sacerdote porque mi vida había perdido todo su rumbo. Un día, sentí la llamada y lo dejé todo para cumplir con un propósito mayor que yo mismo. Por desgracia algunos de esos propósitos no son lo que yo tenía en mente, pero no soy quien para juzgar el camino en el que me ha puesto el Señor. Es solo que hay veces que pienso que dejé lo que era para en esencia ponerme otro traje, esta vez sin capa pero con alzacuellos para hacer lo mismo que hacia antes. Y no entiendo porque nuestro Señor quiere que haga esto - Pensaba Pater Hail mientras caminaba por el muy iluminado barrio de Zarlan View en Wet Palms.
Entró muy despacio en la casa. Tenía los informes que su equipo había realizado para ellos. Tenia los datos, fotos y un sin fin de detalles que muy probablemente la policía ni conocía; de echo estaba en la casa de una de las victimas sentado en su sillón sin que ningún policía ni nadie le molestara. Revisó el caso una y otra vez. Mientras leía el informe de Joahna Bentley, oyó un grito y se levanto corriendo preparándose para usar todo su poder. Era un joven discutiendo con su novia. Bentley, la psíquico de su equipo, había hecho un resumen de las cosas que había sentido en la casa. Nada fuera de lo habitual salvo el dolor del asesinato y una cosa que Bentley remarcaba mucho que era que la familia había sido atacada por una sombra negra. En el mismo informe Bentley explicaba que no era sino la manera en que su mente traducía el hecho de que era incapaz de "situar" o "ver" de alguna manera al asesino. El equipo de investigadores formado por Nicola Millocacci, Roberto Avellán y Phillipo Sori había delimitado las casas a tres, incluyendo informes de la gente que vivía en esos lugares y sus últimos movimientos. Señalaban una casa en particular como extrañamente quieta para ser la residencia de seis estudiantes.
¿Esta sonando la música de El Exorcista? Y Ese es Peter Hail y es nuestro billete hasta el vampiro eran frases que se decían al otro lado de la calle pero que Hail no escuchó. Dio un paso hacia la casa, tomó aire y se encomendó a Dios por haberle salvado y porque aunque no le gustaba hacer nada de esto sabia que era su deber.
La casa estaba oscura y olía a muerte. Encendió las luces y se encontró poco menos que una guerra nuclear. Vasos por todas partes. Revistas apiladas. Dos maletas a medio llenar. Manchas por todas partes que enmarcaban una alfombra con una enorme marca de sangre que evidentemente había sufrido intentos, infructuosos eso sí, de ser limpiada. Empezó por el sótano porque su propia experiencia le había demostrado que empezar por debajo te ahorraba mucho tiempo. No encontró a nadie pero si descubrió que la habitación había sido utilizada pare retener a alguien. Y siguió hacia arriba registrando las habitaciones. Hasta que abrió una de ellas y encontró un montón de cadáveres, al menos cinco apilados y rodeados por ambientadores en una habitación con las ventanas abiertas. Era la única habitación que tenia las ventanas abiertas cuando él había llegado a la casa. Al entrar en otra de las habitaciones descubrió que la ventana había sido abierta y que mientras él debia estar en el sótano y que utilizando sabanas se habían descolgado aunque no habían llegado muy lejos. La infernal Vania Lane y un tipo que no conocía estaban frente a ellos.
Mientras Hail saltaba por la ventana podía ver como Vania siempre se adelantaba y lanzaba un rayo contra el hombre que escapaba peor la chica por su propio pie se puso en medio. Por suerte no había utilizado una descarga letal aunque era obvio que la chica conocía al vampiro si no es que ella también lo era. Quizás estaba bajo el influjo de algún tipo de hipnosis. Hail llegó al suelo y se concentro en uno de los contenedores de basura al final de la calle. Se concentró en moverlos. Pensaba en utilizarlo como jaula aunque el acompañante de Vania ya había tomado impulso y recorrió la distancia que los separaba más rápido de lo que Hail pudo calcular atrapándolo a él y no al vampiro que huía.
Antes de que pudiese siquiera recapacitar ya estaba gritándose con Vania, echándose la culpa mutuamente y diciéndole cosas que ciertamente la Biblia no apoyaría. La imagen que encontró la policía era desde luego antológica. Un superhéroe saliendo de un contenedor, una chica electrocutada y un sacerdote peleándose a gritos con una mujer. Menos mal que Trevor Nye en persona iba a encargarse del caso.
